Julianillo: El Héroe Desconocido
- Emanuel Rodriguez
- 24 mar
- 2 Min. de lectura
Escrito por el Pastor Emanuel Rodriguez

Un Protestante llamado Julián Hernández, o “Julianillo”, transportó a la Península gran número de reproducciones de las Biblias de los Valdenses en Latín y los Nuevo Testamentos traducidos por el Protestante Francisco de Enzinas. También transportó muchos libros escritos por Erasmo, Martin Lutero, y otros Protestantes.
Esta literatura afectó mucho el líder del Monasterio en el pueblo de Santiponce en España, el Dr. Blanco García Arias. A través de estas Biblias, el Dr. Blanco se dio cuenta del error de la religión Católica y recibió a Cristo como Salvador por fe.
Cuando fue salvo, el Dr. Blanco empezó a predicar el evangelio verdadero a los frailes en su monasterio. Por eso, muchos de los frailes denunciaron a la iglesia Católica y recibieron a Cristo en verdad.
Dos de estos frailes eran Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera que eventualmente tradujeron la Biblia Reina-Valera.
Los líderes de la iglesia Católica escucharon acerca del gran cambio entre los frailes en el monasterio en Santiponce. Por eso, enviaron a los Jesuitas Católicos para castigarles y para detener sus influencias.
Julianillo, el contrabandista de Biblias fue traicionado por un supuesto “amigo” y puesto en prisión por su “crimen”. Fue torturado brutalmente por los Inquisidores Católicos por 3 años. Sin embargo, después de tres años de permanecer firme en su fe, a pesar de la persecución, rehusando renunciar a sus convicciones, Julián fue quemado vivo en la estaca.
Las últimas palabras de “Julianillo”:
“¡Tened ánimo, hermanos! Esta es la hora cuando, como es digno de soldados de Cristo, debemos ser fieles testigos de Él y su verdad. Dentro de pocas horas cada uno de nosotros seremos probados en ese testimonio, y triunfaremos con Él para siempre en la gloria.”
Por causa del valor y la fidelidad de Julianillo muchos Católicos se dieron cuenta del engaño de Catolicismo y fueron salvos, incluyendo Reina y Valera. ¡Gracias a Dios por los campeones de la fe como Julianillo! Por su sacrificio, hoy tenemos la palabra de Dios en nuestras manos. ¡A Dios sea la gloria!
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